viernes, 10 de julio de 2009

FOTOS DE LAS RUINAS DE LA FORTALEZA LA CONCEPCION DE LA VEGA, EN RIO VERDE,

FOTOS DE LAS RUINAS DE LA FORTALEZA LA CONCEPCION DE LA VEGA, EN RIO VERDE,
FOTOS FUENTES EXTERNA,
















Historia de las Calles de La Vega.

Historia de las Calles de La Vega.
La José Horacio Rodríguez.
Esta vía la más hermosa de la ciudad de La Vega, se le dio este nombre por el Cabildo mediante Resolución 24-62, del 8 de marzo de 1962, en honor del Lic. , quien tomo el camino del exilio, desde donde se entregó plenamente a la lucha contra la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, hasta sacrificar su vida en junio del 1959, cuando desembarco en Maimón. Siendo el comande de la expedición de Maimón y Estero Hondo.
Al recuperarse la libertad por la acción de hombres como José Horacio Rodríguez Vásquez, se le dio a esta avenida el nombre de Padre Adolfo, en fecha del 21 de agosto de 1961,
El nombre de Benefactor se le impuso originalmente a esta avenida, cuando aún no se había comenzado a construir, el 5 de octubre de 1956, en terrenos donados por los señores: Francisco José Álvarez, Ramón Hernández Polanco, Manuel Viña Rodríguez, las señoras Rogelia Gómez Vda. Grullón, Antonia Díaz Vda. Lora, y el Country Club, atendiendo a solicitud que se le hiciera.´
Esta calle, que luce una hermosa arboleda, es llamada popularmente de Los Flamboyanes, ya que tal es la variedad vegetal que tiene plantada
Fue extendida por su parte este para desembocar en lo que hoy es la avenida Pedro A, Rivera, el antiguo paso de la Autopista Duarte por su paso por la ciudad de La Vega
En ella esta situada la principal entrada a la ciudad, en la misma se encuentra en parque Blas Pezzotti, conocido como el parque Las Palmas,
Fue la primera vía de comunicación vegana en ser provista de alumbrado tipo mercurio, lo cual ocurrió en la década de los 50.
En esta hermosa avenida se celebra cada año el famoso carnaval vegano en toda su extensión,
Fuente; La Vega y sus Calles
Mario Concepción,
PROVEGA, Santo Domingo, 1986

El 70 Aniversarios del Fallecimiento del Apóstol, y la llegada de su cadáver a la ciudad de Concepción de La Vega, su sepultura en el Santo Cerro

El 70 Aniversarios del Fallecimiento del Apóstol, y la llegada de su cadáver a la ciudad de Concepción de La Vega, su sepultura en el Santo Cerro
EL PADRE FANTINO
Por Ubaldo Solís
Al cumplirse los 70 años de haber partido a la morada del señor, el inolvidable Padre Fantino, aquel esclarecido sacerdote, educador y filántropo, a quien el país de debe tanto, hemos querido rendir un tributo a su sacrosanta memoria,
Este 4 de julio del 2009, se cumple 70 años, del lamentable fallecimiento de una de las figuras religiosas más emblemáticas y la de mayor arraigo que haya pisado el territorio de la República Dominicana, en todo el devenir de su historia, este apóstol de la fe, es llamado al seno del señor la madrugada del 4 de julio de 1939, en el Hospital San Antonio, de San Pedro de Macorís, donde había sido llevado en un estado deplorable de su salud, desde el Santo Cerro, en La Vega.
Ese martes, se durmió en el regazo del señor, su fiel servidor, él que siempre por amor de Jesucristo, fue un fidelísimo sacerdote de la Caridad y la Verdad. Con beatífico sueño, quizá por designio de la Providencia. En el lugar que le ofreció albergue cuando llega a nuestra tierra, es el mismo donde fue buscar refugio a la hora de su muerte
Sobre ello dice Monseñor Eliseo Pérez Sánchez, ´´ La clínica en que cristianamente expiró el apóstol de las nobles congregaciones espirituales, rodeados del afecto de sacerdotes hermanos, franciscanos y de religiosas Mercedarias, sus valiosas cooperadoras de ministerio, lleva el nombre de San Antonio, a cuyo culto consagró el padre Fantino sus más grandes devociones´´.
Sobre esa noche del martes 4 de julio del 1939, Monseñor Felipe Gallego, uno de sus biógrafos en su obra sobre el Padre Fantino, Una Gloria del Sacerdocio, vida del Rvdo. P. Francisco Fantino Falco, Editorial El Diario, Santiago, 1946, 1ra. Edición, dice´´ a eso de las ocho de la noche le llevaron un vaso de leche al aposento, que tomo y le dijo al compañero; Hoy me ha sabido mejor que las otras noches el vasito de leche. Después de un ratito de conversación mandó a Zenón que se acostara, pues dormía en el mismo aposento.
Prosigue el relato del Mons. Gallego. Seria como a la una de la noche del día 4 cuando el padre se levantó y al acostarse de nuevo le dio un síncope al corazón que le hizo lanzar lastimero y profundo quejido, que despertó a Zenón, quien se acerca a la cama y le ve haciendo señas con la mano y agonizando. Trata el joven de tocar el timbre para llamar y con el aturdimiento, no acierta; hasta que una Hermana que estaba de guardia nota el ruido y entra al aposento. Llaman al padre Capellán y al médico que llegan enseguida encontrando ya al padre muerto. Así sin dolor ni agonía como él le pedía al Corazón de Jesús en un retiro del mes de septiembre de 1911.
La muerte del Benemérito sacerdote se extendió de uno a otro extremo de la República, conmoviendo a todos. Los Padres Capuchinos, en San Pedro de Macorís, celebraron misa funeral de cuerpo presente. Siendo conducido después del oficio religioso su cadáver a la ciudad capital, en una ambulancia del Ejército Nacional. Ya en la Capital de la República, las campanas de la Basílica Santa María la Menor, anunciaban con lúgubre sonido, al medio día la llegada de los restos mortales de aquel humilde canónigo que honró con sus virtudes y ciencia sacerdotal.
El clero capitaleño en pleno y una gran multitud recibieron el cadáver en la puerta de la Catedral donde el Arzobispo Mons. Luis de Mena, su gran amigo cantó acompañado del clero un solemne responso
Dios que guía sus pasos a su misericordia, quiso que éste humilde siervo del Señor, permitió que fuera a morir en el extremo sureste de la República, fiel a la sentencia de Jesucristo de que ´´ el que se humilla será ensalzado´´, para que su cadáver al ser conducido a través del país recibiera a su paso un espontáneo homenaje de veneración
Al acercarse a los que habían sido escenarios de su trabajo apostólico, como ocurrió en Bonao, parroquia donde estuvo, le rindió tributo de condolencia, saliendo la multitud a la carretera a su paso de la caravana que conducía los restos hacia su última morada el Santo Cerro.
La llegada a la ciudad de La Vega.
Las muestras de dolor y veneración más conmovedoras, fue en La Vega, el Ayuntamiento reunido en sesión de urgencia decreto el día 4 de julio de 1939, como día de Duelo Comunal, resolución hecha a circular rápidamente, pero antes de esa disposición municipal el comercio de manera espontánea cerró sus puertas y en las puertas de las viviendas fueron puestas cintas negra en señal de duelo. Desde las primeras horas de la mañana cuando se enteró del fallecimiento de su Hijo Adoptivo, pueblo y autoridades estuvieron en movimiento para recibir su cadáver.
Cada media hora, doblaban las campanas, de todas las iglesias de la ciudad, desde el medio día y bajo un castigo de un sol una inmensa multitud, conformadas por todas las clases sociales, firme esperaban la llegada los restos mortales de aquel que `por más de siete lustros había sido para la vega una bendición del cielo.
Escolares en una cantidad de más de 2000 mil a quien fue siempre maestro; la Juventud Intelectual Vegana; sus discípulos de Santiago, Moca, Salcedo, San Francisco de Macorís, Santo Domingo; las autoridades, los representante del comercio, así mismo los desarrapados, los enfermos, que se levantaron de sus camas para estar presente en el último adiós al Apóstol; los humildes, los pobre de solemnidad, campesinos venido desde los más recónditos del campo, para contemplar por vez postrera al Padre. La Vega entera, desgarrado el corazón acudía a recibir el exánime cuerpo del bienaventurado sacerdote
A las tres de la tarde hizo su entrada la ambulancia que conducía el cadáver del Padre Fantino. Venía en la comisión Mons. Pittini,. Arzobispo de Santo Domingo, una comisión de los padres Capuchinos, el rector del Seminario Aníbal Sosa Ortiz , el presidente de la Acción Católica, Leonel Guzmán Sánchez, quien había sido alumno del Colegio San Sebastián, Mons. Eliseo Pérez Sánchez. Un raudal de lágrimas rodaron por las mejillas de muchos ojos al sacar el ataúd. Las campanas de todas las iglesias de la ciudad doblaban con más lastimero acento.
Ramón S. Cosme, había hecho brotar con sus emocionantes discurso al recibir el cadáver en la Avenida García Godoy. Quien exalto las glorias del inolvidable filántropo y maestro, traduciendo fielmente el dolor de La Vega, por tan irreparable perdida
La enorme multitud se puso en marcha en un profundo silencio a los acordes fúnebres de la Banda de Músicos de esta ciudad. En hombros de unos y de otros, porque todos querían sentir aquella dulce carga, llegó el cadáver a la Sala Capitular del Ayuntamiento, donde estuvo expuesto por algún momento en Capilla Ardiente y recibió los honores que le rindieron los regidores, el presidente de esa Corporación edilicia Dr. Rafael Castro Valentín, pronuncio unas sentidas palabras, las que aumentaron el llanto de los presentes,
Después de realizadas las honras fúnebres en la iglesia Catedral. Al caer la tarde la imponente comitiva salía hacia el Santo Cerro, última morada del Santo Varón, el trayecto que separa la ciudad de la comunidad del Santo Cerro, parecía un hervidero humano, de todos los caminos y veredas habían gentes ansiosa de ver el féretro que contenía los restos del Padre Fantino.
Al llegar al pie del Cerro, la multitud pidió se le permitiera llevarlo en hombros, la cuesta se veía cubierta totalmente de personas. Ya en el poblado era esperado el cadáver por una gran cantidad de sacerdotes de diferentes lugares del país, llegado a darle la despedida al amigo y al ejemplar sacerdote.
Entre un remolino de personas que caminaban dificultosamente hacia el Santuario de la Virgen de las Mercedes. Que parecía extendía su manto no triste como los ahí presentes, sino sonriente al ver llegar a sus pies aquel hijo que tantas veces cantó sus excelencias y exhortó a su devoción desde aquel púlpito y desde aquel altar; aquel hijo que la amó con el más tierno amor y le sirvió con el más abnegado desinterés; aquel hijo que ahora entraba ahora por las puertas de su Santuario, yerto y frio su cuerpo con el frio de la muerte, pero su alma cargada de trofeos arrancados a la oscuridad con sus oraciones, fatigas y palabras que recataron a miles cautivos del pecado en aquel santo lugar.
Descansan sus restos mortales, padre Fantino bajo esas bóvedas y a la sombras de esos pilares testigos de su apostolado; duerme el sueño de los justos, que su sepulcro siga siendo pregonero del amor de la madre de Dios a los hombres. A la augusta sombra de la Cruz. Emblema de tantos corazones por él ganado a Jesucristo, duerme el bienaventurado Apóstol su eterno sueño de beatitud y de gloria.
Descubrámonos reverentemente ante la venerada memoria de éste Apóstol de la fe. Y démosles el merecido reconocimiento a su obra.
Fuentes consultadas.
Una Gloria del Sacerdocio, vida del Rvdo. P. Francisco Fantino Falco, por Mons. Felipe Gallego, SJ, Editorial El Diario, Santiago, primera edición, 1946.
Bosquejo Biográfico del Padre Fantino, por Francois F. Sevez, Imprenta EL progreso, La Vega, 1941
El Padre Fantino, por José Luis Sáez, SJ, 14, Serie Hombres de Iglesia, Santo Domingo, 1996

La Vida Literaria y Cultural en la época Colonial de la Isla de Santo Domingo.(1ra parte)0.

La Vida Literaria y Cultural en la época Colonial de la Isla de Santo Domingo.(1ra parte)0.
Fuente: Literatura Dominicana, obra de Pedro Henríquez Ureña op. Cit. V. 3p. 311-329, republicano en Antología Literaria Dominicana, IV, discursos, semblanzas y ensayos, Santo Domingo, 1981
No se ha escrito aún la historia de la cultura dominicana en los siglos coloniales. No es mucho lo que de ella se sabe. La leyenda local dice que la ciudad de Santo Domingo, en el siglo XVI, mereció el nombre de Atenas del Nuevo Mundo. La frase es muy del gusto español; ¡qué extraña concepción del ideal ateniense: una Atenas militar en parte, en parte conventual y escolástica! ¿En qué se fundaba el pomposo título? En la Universidad, desde luego; en el saber de los conventos, del Palacio Arzobispal, de la Real Audiencia, y después
En el orden de la cultura. Santo Domingo precede a todos los países de América. Fue el primero que tuvo escuelas y conventos; el primero que tuvo sede episcopal; el primero que tuvo Real Audiencia. El primero a que se concedió Universidad. No fue el primero que tuvo imprenta; México (1539) y Perú (1584). Se le adelantaron. No se sabe cuando apareció la tipografía entre nosotros; la versión usual, no conformada, la coloca en el siglo XVII. Del XVIII, se conocen impresos dominicanos (1)
Hubo de ser Santo Domingo el primer país que produjera hombres de letras, aunque los conocidos no son anteriores a los que produjo México. Dominicos fueron en el siglo XVI, el fraile dominico Alfonzo de Espinoso, uno de los más antiguos escritores nacidos en América, doña Leonor de Ovando y doña Elvira de Mendoza, la más antiguas poetisas del nuevo mundo (2)
No es fantasía afirmar que en la isla comenzó a escribirse desde su descubrimiento. El diario de Colón, que se conserva extractados por el Padre Las Casas, contiene las páginas con que tenemos derechos a abril m muestra historia literaria, el elogio de nuestra isla que comienza: La Española es maravilla´.
Con el primer Almirante vinieron, en viajes posteriores, el benedictino Fray Bernardo Boíl, el primer representante de la Santa Sede en el nuevo mundo y el Jerónimo Fray Ramón Pane, autor de las primeras noticias sobre las costumbres religiosas y artísticas de nuestros indios (3)
Luego de la inundación de la conquista, los exploradores, los futuros grandes capitanes: Ponce de León, Núñez de Balboa, Velázquez, Ojeda, Pizarro, Cortés, y los religiosos, seculares y regulares, los prelados y sus familiares, los maestros, los hombres de letra, los hombres de leu y las damas cultas de la corte de Doña María de Toledo y las religiosas aficionadas a escribir, todos escribían en la España de entonces; la literatura fue, un fenómeno colectivo en que participaba todo la nación
La Imperial y Pontificia Universidad de Santo Domingo de A quino fue, originalmente el colegio de los frailes dominicos, cuyo convento fue el segundo establecido en la isla, hacia el 1515, años después que el franciscano. Dieron categoría universitaria al colegio el Emperador Carlos V y el Pontífice Paulo III, cuya Bula In Apostolatus culmine, de el 26 de octubre de 1538, le concede los privilegios y honores de la Universidad de de Alcalá de Henares. (4)
La Universidad de Santo Tomás de Aquino, sirvió de modelo para la de la Habana, fundada en el siglo XVIII, y todos los cronistas aseguran que a la nuestra (La Universidad de Santo Tomás de Aquino) acudían estudiantes de las colonias vecinas: Cuba, Puerto Rico y Venezuela
*** (1) El dato sobre el siglo XVII lo trae Henri Stein, Manuel de bibliographie générale, Paris, 1879, Pág. 636 y ante Isaiah Thomas, History of Printing in America, Worcester 1810, reimpresa en ALBANY, 1878. Moreu de Saint Méry, Descriptiom topographique et politique de la partie espagnole de l Isle de Saint Dominigue, filadelfia, 1796 menciona la imprenta que existía en la capital a fines del siglo XVIII, destinada a publicaciones oficiales
*** (2) De las poetisas hay suficiente noticia en la Historia de la poesía hispanoamericana, tomo I, Madrid, 1911, nombre que lleva la reimpresión de los prólogos puestos a la Antología de postas hispanoamericanos de la Real Academia Española, Madrid, 1893-1895, por Marcelino Menénde y Pelayo. De Fray Alonso de Espinosa hablo extensamente en el artículo de Pedro Henrique Ureña ´´ El primer libro de escritor americano, en la Romantic Review, de New York, 1915, Es seguro que Santo Domingo produjo en el siglo XVI un escritor de ese nombre, fraile dominico, de quien dice Gil González Dávila ( Teatro Eclesiástico de la Primitiva Iglesia de las Indias Occidentales, Madrid, 1649-1655, `
*** (3) La historia literaria de Santo Domingo no tiene por qué comenzar con la exposición de esas elementales costumbres religiosas y artísticas, que pertenecen a la etnología y no a la literatura. Se cree que los indios llegaron a producir jeroglíficos toscos, que grababan, por ejemplo, en las cibas mortuorias o piedras de los sepulcros. Tenían ritos de canto y danza combinados (areitos). También se dice que la palabra ´´yaravi´´ significaba cantar (aunque esta palabra no existía en nuestra islam, sino que pertenece al continente meridional) y que la palabra ´´ diumba significaba danza ( como parece conformarlo la palabra tumba, empleada por nuestros campesinos para designar bailes)……. La reina de Maguana, Anacaona, esposa de Caonabo y victima de la crueldad de Ovando, es el único poeta y corifeo cuyo nombre conservamos. En su historia general y natural de las indias. Tomo V, capítulo I, dice Gonzalo Fernández de Oviedo: ´´ En el tiempo que el comendador mayor fray Nicolás de Ovando gobernó esta isla, hizo un areito ante él Anacaona, mujer que fue del cacique o rey Caonabo ( la gran señora) areito, es los mismo que bailar cantando. De la letra de los areitos sólo queda una muestra, cuya traducción completa no se conocen ,el himno de guerra. IGI AYA BOMBE O AYABOMBE, cuyo primer verso, según la tradición, cuyo origen se ignora, significa ´´ PRIMERO MUERTO QUE ESCLAVO . cuyo segundo renglón alude a la reina poetiza.
Aya bomba ya bomai (bi)
Lamassam Ana-Caona (bis),
Van van tavana dogai (bis),
Lamassan Ana-Caona (bis)
Estos versos se encuentran en el artículo del reverendo Hamilton W. Pieson sobre Anacaona, impreso en las páginas 309 a312 del Tomo II, de la enorme obra que lleva el nombre de Informartión respecting the History, Condition and Prospects of the Indian Tribes of the United State, Collected and Preparad.. by Henry R. Schioolcraft, seis volúmenes,. Filadelfia, 1861-1960
*** (4) La de México funcionó desde 1553, de acuerdo con cédula dada por Carlos V, en 1551,; pero la muestra, como queda dicha arriba, funcionaba desde mucho ante como colegio de la Orden de los Predicadores, y desde 1539
Recopilado por Ubaldo Solís
usolis4587@gmail,com

El deterioro del entorno urbano de la ciudad de La Vega

El deterioro del entorno urbano de la ciudad de La Vega
La modernización y el progreso colocan la tecnología y la economía sobre la cultura, y los imperativos de eficiencia y beneficio sobre el sentimiento y llevan directamente a la alienación; frase Charles Jencks, en su ´´La Resurrección y Muerte de los Nuevos Modernos´´., la teoría del Poder, de intervenir las ciudades, vendiendo los ´´ Nuevos´´ contra los ´´ viejos´´. Olvidándose que la imagen de una ciudad es, la acumulación de los viejos y los nuevo a través de la historia.
En su trabajo el Arquitecto Omar Rancier,´´ Saturno devorando sus hijos: La Perdida de la Imagen de La Vega´´ presentado en el Seminario La Vega y su Destino Histórico´´, auspiciado por el Ayuntamiento Municipal de La Concepción de La Vega, el 21 de septiembre de 1991. Que la ciudad de La Vega, va perdiendo aceleradamente su imagen. En un proceso de pérdida sustantiva
La imagen de una ciudad viene expresada a través de su forma. Íntimamente relacionada a la experiencia estética y vivencional. Cada persona posee su propia imagen de la ciudad donde vive, que se define en las secuencias de recorrido que hace desde la entrada de su casa hasta los lugares habituales de trabajo y de ocio.
Pero cada ciudad conserva una imagen memorable que las personas atesoran como un bien común. La Vega posee una imagen filtrada a través de las flores rojas de los flamboyanes. O en las tranquilas y respetuosas secuencias que conforman toda una gama tipológica de pequeñas residencias, edificios medianos, almacenes y edificios institucionales que hablan el respetuoso lenguaje de la escala. El Centro Histórico. (Que se esta perdiendo)
Uno de los aspectos que más desmerita la imagen de la ciudad de La Vega es la ausencia de una entrada definitiva. Esta ausencia desorienta al visitante casual, al percatarse como la ciudad se estrella contra la autopista Duarte, que se constituye en un borde intangible
La Vega, como todos los pueblos y ciudades del País ha perdido parte de su imagen urbana, y solamente después de sus pérdidas se ha dado cuenta del valor de la misma y ha tratado de mantener viva su memoria edificando fachadas evocadoras
Los edificios religiosos, los institucionales, los monumentos, las plazas, y los lugares de culto, son lo elementos primarios en la estructura del espacio urbano. Carmilo Sitté, en La Construcción de Ciudades según los principios artísticos 1889, Gordon Gullen, el Paisaje Urbano, 1971, Kelvin Linch, La Imagen de la ciudad de 1960, Aldo Rossi, en la Arquitectura de la Ciudad, 1966. Todos han valorizado las secuencias visuales como uno de los recursos más enriquecedores de la vivencia de la ciudad.
Las secuencias y los monumentos y plazas articulan el especio urbano y forman parte de un conjunto de la escala y de la integración al contexto
Definiendo el modelo de Quatremere de Quincy, una ciudad es un modelo dado por la repetición de un tipo. Rossi, por su parte afirma que la ciudad está constituida por su arquitectura, por lo que la arquitectura de La Vega es la que define su carácter de ciudad. Hay que detener cualquier intento de dar espacio a lo nuevo,, por el hecho de ser nuevo, ya que podemos perder el modelo de ciudad que representa La Vega
Una ciudad no sólo es un modelo especial sino,. Y sobre todo, un modelo de organización que representa las aspiraciones de un grupo social. La Vega ha sido una ciudad de un gran nivel intelectual y su arquitectura lo expresa. En tal sentido la comunidad vegana debe velar por que el modelo de espacio que ha conformado no se pierda en nombre de la modernidad.
La Vega, debe preservar su espacio urbano y saber dosificar la modernización de su centro Histórico. Se debe legislar sobre su preservación de sus modelos tradicionales, la comunidad debe dejar de oír su voz y como cada pueblo tiene el gobierno que se merece, así cada ciudad se da el especio que se merece
Es presumible que los primeros esfuerzos dirigidos a revalorizar el patrimonio monumental encuentren una amplia zona de resistencia dentro de la orbita de los intereses privados. Años de incuria oficial y un impulsivo afán de renovación que caracteriza a las naciones en proceso de desarrollo, constituyen a hacer cundir el menosprecio por todas las manifestaciones del pasado que no se ajustan al modelo ideal de un moderno estilo de vida.
Carentes de la suficiente formación cívica para juzgar el interés social como una expresión decentada del propio interés individual; incapaz de apreciar lo que más le conviene a la comunidad desde el lejano punto de observación del bien público, los habitantes de la población contagiada con la fiebre del progreso, no pueden medir las consecuencias de los actos de vandalismo urbanísticos que realizan alegremente con la indiferencia o complicidad de las autoridades.

RAICES DE NUESTRO ESPIRITU

RAICES DE NUESTRO ESPIRITU
Guido Despradel Batista, Raíces de nuestro Espíritu. Santo Domingo. Ediciones Renovación, 1971, p. 9-29, reeditado el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, en Antología Literaria Dominicana ,Discursos, Semblanzas y Ensayos fragmento, Santo Domingo, 1981,
En
Septiembre de 1493, salió Colón de Cáliz en su segundo viaje. Comenzando con este viaje, la era de los conquistadores. 1500 expedicionarios desembarcaron en nuestra isla, divididos en dos grupos: el uno de nobles, cortesanos y militares, el otro de plebeyos, menestrales y labradores. Traían armas, perros, ocho puercas, yeguas y caballos, y la firme resolución de servir a tres cosas: a la Santa Cruz, a sus Majestades Católicas y a su ambición desmedida de riquezas
Desconocían en absoluto el derecho de gentes y aleccionados por los crímenes impunes de la Inquisición, veían en el indio un hereje, a quien se podía legítimamente darle muerte o someterlo a la más oprobiosas esclavitud. Y comenzó la exterminación cruel del indio y la explotación desmedida del ansiado metal amarillo.
Al indio que no se mata se le exige trabajo y tributo. Y el aborigen abandona sus conucos y buscas monte adentro la protección de la naturaleza. No se predica dulcemente la justas doctrina del Cristo, pues el indio era incapaz de entenderla, sino que se estableció la guerra sin cuartel a los nuevos infieles. La Inquisición, en forma de ejército en conquista, había comenzado a accionar en tierras de América.
Y así, como muy bien dice Las Casas, los indios eran: “ alcanzados fácilmente con los caballos y alanzados en un credo tantos, hechos pedazos con las espadas, cortados por el medio, comidos y desgarrados por los perros, quemados muchos de ellos vivos y padecieron todos maneras exquisitas de inmesericordia e impiedad”. Brillante y noble manera de comportarse un pueblo civilizado de la cristianísima Europa con un grupo de hombres pacíficos, hospitalarios e indefensos
El español dirige su guerra de conquista del Atlántico al Cribe: abandona a la Isabela, y deja atrás, merced a su propia suerte a Santo Tomás de Jánico, a Santiago y a la Concepción de La Vega. El oro estaba ahora en más abundancia en Haina, y esto determina el nacimiento de los pueblos del sur. Santo Domingo y la Vera Paz serán ahora el centro de sus operaciones mineras y militares. Pero no todo estaban conforme con sacar oro de los ríos y las minas. Era necesario crear otras fuentes de riquezas; y entonces surgen los ingenios y la ganadería.
Pero el cañaveral exigía muchos hombres que se adentraran en sus fauces hambrientas, y ya el indio se acababa, y su fuerzas, minadas por las enfermedades, la opresión y el desconsuelo, podían dar abasto a esa nueva tarea de explotación bárbara e inicua. Al decir de Las Casas, “no quedaron de las multitudes que en esta isla, de gentes, había, desde el año de 1494 hasta el 1496, según se creía la tercera parte de ella”
Como los ingenios aumentaba rápidamente y cada uno de ellos exigía por lo menos ochenta hombres, y cada tapiche no menos de cuarenta, aun haciendo que el indio centuplicara su esfuerzo, se necesitaba importar de otras latitudes nuevos hombres, y vino entonces el negro, así el ingenio, establecido por España, acabó de exterminar al indio, introdujo en nuestro ambiente un nuevo factor étnico y nos prepara para siglos más tarde, ser económicamente, colonias de las naciones plutocráticas
Algunos vecinos hacendados, viendo que el indio se acababa, prometieron al clérigo Bartolomé de Las Casas, que si les traían los indios que tenían para que se pusieran en libertad. Y el Consejo con parecer de los Oficiales de Sevilla y ante las instancias de buen varón que por su amor al indio permitió que otra raza de hombres sufriera el oprobio de la esclavitud, consintió que se pudieran traer a esta isla y a la de Cuba, Jamaica y Puerto Rico, cuatro mil negros esclavos.
Pero el ingenio necesitaba devora más hombres y la merced se vende en 25,000 mil Ducados a los genoveses, y el Emperador de España emprende, a costa de Quisquilla, otro brillante negocio que le permite, con sus insaciables arcas y edificar sendos fastuosos alcázares en Madrid y Toledo. Así pagó esta Isla a España su labor de conquistarla
Boyá y las montañas fueron el poster cementerio del último indio: y España, cumpliendo la consigna de mantener la esclavitud en sus dominios, introdujo en nuestra isla más de Treinta Mil Negros. Pero no nos despedimos así, tan indiferentemente, de nuestro desgraciado aborigen, y detengámonos a investigar cuál ha sido su aporte en la formación de nuestro espíritu. Tal vez las primeras y más hondas raíces de nuestro espíritu estén en el indio
El español necesitaba mujer y no tuvo inconveniente de mezclarse con la india. Caballeros, e Hidalgos estaban casados en las villas principales con mujeres indias; y ya sabemos como en La Vera Paz sesenta vecinos españoles en su mayoría hidalgos, tomaron por esposas a mujeres naturales de la isla. Y la soldadesca y los colonos tampoco tuvieron que vencer grandes obstáculos para la mezcla de sangre, pues a la india no le repugnaba el señor blanco que la dominaba y destruía su raza
Según Oviedo, las indias, “comúnmente son buenas de su persona”, pero también hay muchas que de grado se conceden a quien las quiere, en especial las que son principales, las cuales ellas mismas dicen quelas mujeres nobles y señoras no han de negar ninguna cosa que se les pida, sino las villanas”. Así el conquistador el gran encomendero se unen a la hija del cacique, y el soldado y el colono tienen a la india como mujer y como cocinera.
Así surge el mestizo de América, tan característico el tipo de este nuevo elemento étnico, tan esencial su distinción del español y del indio, que Fray Bernandino de Manzanedo, le decía al Señor y Monarca de las Españas, en carta sentida y llena de conceptos humanitarios: “Los Indios se van acabando, porque los españoles, a falta de mujeres, se casan con indias”. Se acaba el indio puro, el indio sin cruzamiento, pero persistía el mestizo, con la fortaleza y la arrogancia del conquistador aunada íntimamente a la candidez y a la sinceridad del aborigen.
Lo ha dicho muy exactamente Carlos Pereyra: “No hay mestizos para la demografía”. De estos matrimonios de hidalgos con indias principales surge un mestizo que tendrá del español el derecho de ser encomendero, y del indio, el de ser cacique. Y en cuanto a otras uniones de español casado con india, socialmente era español, también figuraba como español siempre y cuando el padre cumpliera con sus deberes.
Es aquí un hecho que es necesario observar cuidadosamente. El mestizo de español y india no se cruza con indios, sino que se cruza con sus congéneres o con el español o con el negro. Y como hace notar Pereyra: “Con la afluencia de blancos en cantidad respetable y de negros en masa creciente, el hijo de español e india tira a blanco o se a mulata”. Es decir, que el indio puro desaparece, pero esto no indica la desaparición en absoluto de la raza aborigen, pues el mestizo perpetúa, a través del tiempo y del espacio por cruzamientos múltiples y continuos, los caracteres raciales del indio
Y no puede ser de otra manera. Aplicando las leyes biológicas de Méndel, que son las que rigen actualmente el intrincado problema de la herencia, a la formación de nuestro tipo étnico, no vemos obligados a aceptar que en la estructura de nuestro espíritu cuenta efectivamente el factor indio. Esta claramente demostrado que en la transmisión de los caracteres hereditarios, la madre juega un papel superior al padre. Y en los cruzamientos de españoles e indios, la india era la madre. Por tanto, el mestizo resultante de las primeras uniones era biológicamente hablando, más indio que español.
Más precisamente, y hablando en el lenguaje de Méndel: en las primeras uniones los caracteres predominantes en el tipo racial resultante pertenecían al indio; después en la uniones sucesivas, cuando el mestizo se desvió del indio y se unió al español y al negro, estos caracteres predominantes pasaron a ser recesivos. Pero esto no implicaba su desaparición, ni muchísimo menos que cesaran de transmitirse, para su perduración, en los tipos resultantes, de las uniones sucesivas
Ningún factor hereditario muere; dejará de manifestarse en un determinado número de generaciones pero esto es para reaparecer más tarde, fuerte y radiante, en un número de seres de ciertas y determinadas generaciones. Es necesario tener muy presente, como muy bien ha dicho Keyserlig, “en las naciones dominan más los muertos que los vivos”. Urge que practiquemos un análisis profundo de nuestra psicología.
No de nuestra psicología nacional, como se dice corrientemente, sino de nuestra psicología individual. Busquemos cana uno de nosotros, individualmente, y dentro de nosotros mismos, al indio, y de seguro que lo encontraremos. El individuo único es el que define el espíritu de un pueblo, y si comparamos nuestro individuo único, con el individuo único de España, y con el individuo único del negro, que fueron los dos factores que se mezclaron con el indio, veremos que aún nuestro aborigen vive.
Y esta es una verdad cósmica que es necesario pregonar muy alto: pues si queremos en verdad ser un pueblo con carácter de eternidad en la historia, fortuitamente deberemos demostrar y admitir que nuestras primeras raíces vienen del indio. Porque para nosotros el
Indio es el ser que nos une a la tierra: el español y el negro son factores importantes y aclimatados, no raíces primeras

JUAN SANCHEZ RAMIREZ

JUAN SANCHEZ RAMIREZ
1762-1811
Escrito de Joaquín Balaguer. Juan Sánchez Ramírez, en su obra Los Próceres Escritores. Buenos Aires, Gráfica Guadalupe, 1971, pág. 57-61. Reproducido en el cuaderno Antología literaria dominicana, IV Discursos, Semblanzas, Ensayo 1981
Juan Sánchez Ramírez merece, acaso más titulo que muchos otros próceres de formación intelectual más completa, una mención señaladísima en la historia de las letras dominicanas. Independientemente del valor histórico que tiene como acopio de datos sobre la gestación y el desarrollo de la grandiosa hazaña de la Reconquista, las páginas de su DIARIO están llenas de expresiones enérgicas de reflejan con fidelidad los sentimientos y el carácter del héroe de Palo Hincado.
Poseen estos apuntes de Sánchez Ramírez, como todas las obras escritas sin escrúpulos de carácter literario. Una vivacidad que rara vez se encuentran en obras de ejecución más cuidadas. Tienen todavía un encanto mayor que resulta de la circunstancia de haber sido compuestos con férrea elocuencia, la única que pudo asistir a un prócer de pocas letras, pero de temple verdaderamente espartano.
Juan Sánchez Ramírez, tal vez el dominicano de genio militar más brillante y más completo, se exceptúa a Máximo Gómez, sin émulo en la historia como conductor de guerrillas, escribió su DIARIO con sequedad, desechando deliberadamente todo juego de frases como cosa indigna del pensamiento de un soldado
No deja de causar asombro, sin embargo, la soltura con que se expresa y el arte tosco, pero enérgico, con que agrupa los párrafos, no menos sumisos a su voz atontaría que los propios cuerpos de lanceros que solían obedecerle ciegamente en la función armada. La descripción que hace Sánchez Ramírez, de la Inmortal batalla de Palo Hincado, es sin duda incorrecta, bárbara a veces en su sintaxis y en su estilo, pero está escrita en prosa vigorosamente articulada.
Es notable esta página imperecedera, porque no contienen más de ocho o diez adjetivos, y estos mismos se encuentran usados con tal arte que no podrían moverse del sitio en que fueron puestos sin que el relato perdiera su agria elocuencia y su fisonomía majestuosa. Los pocos epítetos que emplea el héroe d la Reconquista se hallan premisamente en el único sitio de su extraño y singular relato de donde no podían hallarse ausentes algunos vocablos de esa clase: en la parte donde resume la arenga que dirigió a sus tropas segundos antes de iniciarse la acción de Palo Hincado
´´ Luego que dos dragones que tenía avanzados para la descubierta, dieran el aviso de que ya se avistaba el enemigo, poniéndome delante de mi tropa le hice un pequeño discurso acerca de los laudables y poderosos motivos que debían compelernos a derramar la última gota de sangre contra las del pérfido Emperador de los Franceses, haciéndole ver que de la entereza para vencer en el primer encuentro de una fuerza que traía a su cabeza al mismo Capitán General, dependía nuestra fortuna, el honor de las armas españolas las siempre invictas y la facilidad de arrostrar y destrozar cuanto se nos opusiese en lo sucesivo.(1)
La sobriedad, algo seca, de esta soberbia pieza descriptiva, notable hasta por sus mismas incorrecciones que constituyen a hacer más nítida la impresión de que nos hallamos en presencia de un guerrero, poseído aún, cuando escribió su apasionante relato, por el fuego de la batalla, no es el único digno de admiración en los apuntes de este reconquistador victorioso.
Sánchez Ramírez, narra con sequedad, pero sin caer en repeticiones ni extender el relato con desarrollos innecesarios. Definitivamente podrían añadirse a la historia del periodo de la Reconquista datos que no están ya contenidos en el DIARIO del héroe de esa inolvidable jornada: así es de densa esta narración sin epítetos, sin redundancias retóricas, sin anotaciones ociosas.
No es éste uno de los méritos menos dignos de atención en la prosa del celebre Capitán de los laceros: aún en los COMENTARIOS de César, modelo que no es posible olvidar cuando se habla de obras escritas por algún genio de la espada, por algún ´´ rayo de la guerra´´, para decirlo con palabras de la Epístola de la Moral, lo que más admiraba Cicerón era la desnudez del pensamiento apretadamente ceñido a la palabra como el cuerpo a la armadura.
Lo más significativo en los apuntes del DIARIO de Juan Sánchez Ramírez, no es el sentimiento espartano del guerrero a quien repugna la Molicie de la frase y la frondosidad de la expresión oratoria, sino la sencillez con que se refiere a su hazaña y del dominio de tuvo el narrador sobre sí y sobre sus pasiones.
El héroe habla sin petulancia de su victoria y en cuantas frases aludes a los militares del campo adverso, asoma el espíritu caballeresco de su raza. Cuando habla de la batalla en que fueron vencidas las tropas francesas, dirigidas en aquel encuentro por oficiales que habían hecho la guerra en Europa, al servicio de Napoleón, nos da una idea del desastre de que fueron entonces víctimas las águilas imperiales con su brevedad característica; El destrozo de Palo Hincado. (2)
Si a alguien insulta alguna vez no es al general Ferrand, su émulo en la acción que dirigió el destino de la Reconquista, sino al propio Bonaparte, símbolo para él de todas las injusticias humanas: ´´…..La Restauración de nuestra patria afeada, pisada y abatida por los secuaces del Tirano de Europa´´, (3)
Guerrero de alma romana, y soldado hasta la última fibra, Sánchez Ramírez, no se frunce siquiera cuando narra con naturalidad desconcertante escenas tan terríficas como la de la hazaña de los cincuentas dragones que pasearon en una pica la cabeza del general Ferrand sobre los mismos campos por donde huyó vencido aquel francés pundonoroso:´´ avergonzado de considerar vencida y destruida enteramente la tropa que había traído para amarrarnos y conducirnos como bestias, según había hecho divulgar con arrogancia, se quitó la vida, después de haber corrido como una legua hasta don de lo encontró Santana…. Y cortándole la cabeza, se encargó la escolta de traerla como en triunfo, junto con el caballo que montaba´´.
El nombre de Juan Sánchez Ramírez, aun cuando deje de tenerse en cuento su DIARIO que es obra de singular importancia histórica pero de poca o ninguna significación literaria, no puede omitirse en la historia de las letras nacionales. La Reconquista fue, en efecto, antes que una hazaña patriótica o que una proeza militar,, un acto de preservación de la cultura dominicana que se hubiese extinguido en la isla si aquella acción no hubiese reafirmado oportunamente nuestros lazos espirituales con España. Tas la familias que emigraron en 1795, poco después de suscrito el tratado mediante el cual el gobierno español cedió a Francia la más antigua de sus posesiones ultramarinas, hubiera desaparecido a la postre en el país hasta el último vestigio de la cultura traído a Santo Domingo por los conquistadores.
Si la cultura nacional, de extracción medularmente española, sobrevivió al contacto con la barbarie haitiana, fue sin duda porque nuestras tradiciones espirituales eran más poderosas que las que hubieran podido en ese momento oponerles los usurpadores. (4)
Cuando cesó la ocupación haitiana, la tradición cultural del país renació con más fuerza que nunca porque las hordas invasoras fueron impotentes para extinguir esa plata de raíces cuatro veces centenarias: los dominicanos sabemos hasta qué punto es cierta la célebre hipótesis del Conde de Gabineu, quien afirma que si Roma hubiera sido vencida en Zama, la suerte del mundo no hubiese experimentado ningún cambio y la historia universal, momentáneamente detenida, hubiese readquirido a la postre su curso anterior, gracias a que la cultura de los soldados fenicios era infinitamente menos alta que la de los centuriones de Escipión
Pero si en vez de Haití, pueblo en muchos aspectos primitivo, hubiera sido Francia la que nos hubiera impuesto, junto con el poder de sus armas, sus direcciones espirituales, la cultura nacional hubiese fatalmente perdido al cabo de algún tiempo su cepa castellana.
Los lazos políticos entre Santo Domingo y la metrópoli se habían prácticamente extinguido mucho tiempo antes de que se iniciara la Reconquista: la hazaña de Sánchez Ramírez sólo logró infundir a esos vínculos una supervivencia precaria. Los que en realidad se reincorporo al tronco ibérico, después de haber renacido triunfante el Palo Hincado, fue la cultura dominicana, devuelta por el capitán de lanceros de Cotuí a su cause originario

(1)--- La descripción de la batalla de Palo Hincado, sobriamente hecha por el propio héroe de esa hazaña, puede leerse en la HISTRIA DE SANTO DOMINGO, de Antonio del Monte y Tejada, tomo II, Pág. 259-265. Repásense esas sietes páginas y verá que de los escasísimos adjetivos que contienen no hay uno solo que pueda considerarse ocioso
(2)--- V. Historia de Santo Domingo, de Del Monte y Tejada, tomo III, Página 264
(3)--- En otros lugares de su DIARIO vuelve a aludir, en tono peyorativo, al héroe de Austerlitz: ´´ Logré continuar la marcha al apuntar el día siete, en que combatiendo de un lado el furor y la rabia de los Napoleones que infestaban la Primada de las Indias… y de otro lado el amor y la fidelidad de sus naturales… ´´ ( 6 de noviembre; V. Historia de Santo Domingo, de Del Monte y Tejada, tomo II, página 260)…. Siendo el caudillo y motor de la gloriosa empresa de librar al pueblo de Santo Domingo del vergonzoso yugo del Tirano Napoleón….. (Op. Cit, pág. 271)
(4) para comprender hasta qué punto era imposible que la cultura dominicana pudiera ser sustituida por la de la soldadesca invasora, durante el oscuro período que Menéndez y Pelayo denomina ´´ la salvaje dominación galo-etiópica´´ (Antología de la poesía Hispanoamericana, t. 2, p. 77) bastaría recordar las famosas palabras de Augusto Conte; nada está destruido, sino está reemplazado´´ . Si resultan inútiles los esfuerzos de Haití para extinguir en Santo Domingo todo rastro de cultura española, fue porque afortunadamente los dominicanos crecían en ese momento (1822-1844) de una cultura superior con que suplantar la que intentaban destruir con medidas tan odiosas como la de la prohibición del uso, en los establecimientos de enseñanza y en los documentos oficiales la legua castellana